Eduardo Galante, presidente de la Asociación Nacional de Entomología, ofreció algunas aclaraciones sobre las posibilidades de supervivencia de los insectos ante una catástrofe nuclear.
"Los insectos se ven afectados por la radiación, pero cada especie reacciona de forma distinta", aseguró Galante. La alta capacidad de reproducción y su tamaño suponen algunas de las ventajas que tendrían los insectos frente a otras especies.
Las generaciones de insectos son muy cortas, de modo que pueden desarrollar con mayor facilidad genotipos resistentes a cualquier agente, incluso a la radiación. Este tipo de adaptación no puede producirse en especies con ritmos reproductivos más lentos.
Junto con las bacterias, los insectos son una de las especies con mayor capacidad de resistencia. Se tiene constancia de su existencia desde hace más de 300 millones de años "sobreviviendo a catástrofes naturales como la que acabó con los dinosaurios y el 90% de las especies que vivieron en ese momento".
Ante desastres nucleares los insectos poseen mecanismos de adaptación muy simples: "Hay zonas donde los niveles de radiación son insignificantes: los insectos pueden introducirse en cualquier fisura y de esta manera quedar resguardados". El habitat sería el facto clave, además de su adaptación a los cambios de temperatura. Un ejemplo de habitat: si el insecto se alimenta de plantas y las plantas han sido expuestas a radiación, el insecto morirá de manera indirecta.
"En el mundo hay más de 1,7 millones de especies descritas y los cálculos más prudentes predicen que existen cerca de 12 millones de especies, de modo que muchas no han sido aún descubiertas. En ese campo inexplorado puede haber de todo"
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